domingo, 23 de diciembre de 2007

LA NOCHE DE LA BESTIA


Venía la semana previa al clásico marcada por el debate de si Guti o Baptista, de si Ronaldinho sí o Ronaldinho no. La decisión más popular, como casi siempre cuando la presión se cierne sobre los banquillos, se impuso y el Gaucho y la Bestia compartieron escenario, aunque con la suerte opuesta.

El madridista cuajó un partido antológico, con gran dominio de la medular y un poderío físico que secó la creatividad de Xavi y permitió a sus compañeros la oportunidad de encontrar un aliado en sus galopadas de incorporación al ataque. En una de ellas, consiguió triangular con Van Nistelrooy una gran pared que culminó con un zapatazo ante el que Valdés se limitó a mirar, pues cualquier otra decisión habría supuesto un derroche de energía en vano.

La cruz fue para Ronaldinho. Rijkaard no se atrevió a sentarlo ante una cita de tanta enjundia y el brasileño evidenció lo que para el común de los mortales era evidente: baja forma clamorosa y apatía. Ramos, con un marcaje impoluto, hizo el resto. El Madrid se va de vacaciones con siete puntos de ventaja, después de evidenciar su superioridad en casa del eterno enemigo y de dejar a su estrella a los pies de los leones.