El debate sobre la inconsistencia del Real Madrid toma dos direcciones: la baja productividad de algunos jugadores y la actitud táctica de Bernd Schuster. Tan cierto es que alguno rinde como si de una 'oveja negra' se tratase como lo es que el técnico pareciera algo pasivo en momentos críticos de los partidos. Se le discute en muchos foros que reacciona tarde ante un mal resultado, ya sea en las sustituciones o en alguna variante táctica improvisada. Hay de todo, es verdad, aunque por fortuna para los blancos aún pueden presumir de liderato en la Liga y en el grupo de Champions, lo cual resulta un bálsamo entre tanta suspicacia. Pero lo indiscutible es que el Madrid sigue siendo frágil (Murcia y Bremen) y un tropiezo ante el Racing sería alarmante.
La irregularidad devora como una carcoma la credibilidad del proyecto. Eso lo siente en el club todo el mundo: el presidente, el entrenador, el director deportivo y cada uno de los jugadores. El Madrid ha de dar una vuelta de tuerca para adquirir mucho más poderío, mejor determinación y solvencia. La vulnerabilidad que viene mostrando invita a pensar que el Racing podría hacer daño esta tarde en el Bernabéu. ¿Por qué no? Es un equipo ordenadísimo, con ambición ofensiva, personalidad... Marcelino sabe bien que tapando un par de vías de llegada (Robinho y Ramos) reduce las posibilidades de sufrir daños. Esa es la realidad: no todos los jugadores blancos aportan soluciones definitivas. Y así se vive en el alambre. Provocan dudas en el ambiente.
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